El teletransporte había fallado. El jefe se encontraba hecho un desastre, los pies donde antes estaban las orejas, y además el izquierdo en el lado derecho y el derecho en el izquierdo. Las manos le salían de los costados y las orejas le colgaban, ya os podéis imaginar de donde si os digo que tenía dos bultos a la altura de la corbata. La nariz había quedado invertida de modo que si hubiera podido andar, los días de lluvia habría tenido que llevar tapones en la nariz. Tenía un ojo delante, como un cíclope, pero el otro estaba justo detrás, así que había perdido la visión en 3 dimensiones.
Los técnicos del laboratorio estaban horrorizados, el experimento había sido un desastre y su jefe había quedado como un retrato cubista. Pero lo que más les extrañaba es que no estaban asustados. Siempre que algo salía mal en el laboratorio, el jefe montaba unos circos tremendos, los insultos no eran aptos para menores, volaban los libros y todos eran despedidos varias veces al día. El jefe era verdaderamente insoportable. Pero hoy, a pesar del desastre del experimento, a pesar de que el jefe parecía recompuesto por Juan Gris, todo estaba en paz. Sí, había algo de tensión, pero ni mucho menos la que se palpaba otras veces.
Todos empezaron a hablar con el jefe, examinaron los datos minuciosamente, intentaron ver qué había fallado, y cómo podían dar la vuelta al proceso.
Analizar lo ocurrido con el jefe se convirtió en una aventura apasionante, empezaron a sentir la fascinación de trabajar en equipo por primera vez en su vida. El jefe lideraba, aconsejaba y, cuando la tensión subía de nivel, siempre tenía una palabra de ánimo, un chiste para suavizar las cosas, o una caricia cariñosa que hacía con el pie que tenía donde antes estaba la oreja izquierda que era el único que podía mover.
Pasaron varios días planificando el experimento de vuelta y, cuando ya lo tenían todo preparado, habían hecho todas las pruebas y se habían asegurado de que todo iría bien, de repente el jefe los llamó a todos y les dijo: Yo ya no soy ese que queréis reconstruir. Yo soy éste que veis ahora, raro, descompuesto y sin sentido, pero feliz.