Después de las vacaciones, y no solo de semana santa, vamos a seguir con los desafíos. Este es complicado para el dibujista, aquí está el cuento:
Salimos de viaje, ya está todo en el coche, apenas cabían las maletas. #findevacaciones
A mama siempre le faltaban unas bolsas de última hora. #receurdosdeinfancia
Por fin en el coche, ahora serán unas horas para pensar si la música no me absorbe. #quepaz
Como progresamos, aquí antes no se oía la radio, ahora en radio3 suena US Rails. #grupazo
Los ojos en la carretera la cabeza vuela entre los molinos, se cruza con los buitres, siempre pensé en qué ven los buitres. #locurasdeniño
Ahora duerme toda la familia. Y si no estuviera aquí. ¿Como serían otras vidas? #pensando
WTF se ha pinchado una rueda. #averíasdeverano
Pararon el coche junto a un campo de trigo enorme, el viento formaba olas con las espigas, y de vez en cuando, se escuchaba el ruido de un camión pasar.
Su hijo desapareció como por arte de magia. Se cayó por una agujero que estaba tapado por el trigo.
Cuando por fin llegó la guardia civil el padre no podía hablar, se había quedado sin alma, era como si su alma se hubiera caído por el agujero con el niño. Solo pudo darles su teléfono móvil para que la guardia civil viera sus últimos tuits.
La operación de búsqueda comenzó enseguida. Tres helicópteros, un centenar de voluntarios y una docena de perros policía venidos de Palencia.
Nadie se explicaba lo que había podido pasar, solo habían parado a cambiar la rueda pinchada, y mientras él preparaba los bocadillos, su mujer cambiaba la rueda. Los niños se pusieron a corretear por el campos de trigo, se escondían agachándose entre las espigas. Julio, entre bocata y bocata, los miraba de reojo.
Cuando María empezó a llamar a Claudio a voz en grito, él pensó: “Otra vez sacándola de quicio, cuando aprenderá…” Pero esta vez los gritos de María no paraban y él empezó a preocuparse.
Oteó el campo de trigo buscando algún rastro de Claudio, él también empezó a llamarlo: “¡¡¡Claudio!!! Ya está bien, sal que tenemos que seguir viaje.” Pero Claudio no contestaba. Luego vino la llamada al 112, la desesperación, la llegada de los primeros guardias civiles, los voluntarios, los perros, los helicópteros y todo lo demás. Fueron 24 horas de angustia terrible, él no se quiso ir a dormir, estaba empeñado en que su hijo estaba en algún lugar de aquel campo de trigo.
Justo a las 24 horas y 15 minutos de la desaparición de Claudio se empezó a oír como un escape de gas que salía del campo de trigo, era como el ruido que hacen los bufones en el mar, pero continuo y cada vez más fuerte. Por un instante se paró el ruido como si el tubo se hubiera atascado y, a los pocos segundos, se oyó una explosión. Todos miraron al cielo para ver lo que había salido despedido y, para su sorpresa, vieron a Claudio empezando a caer con un paracaídas azul. La cara de todos era una mezcla de alegría, incredulidad y asombro.
Claudio aterrizó con toda naturalidad, recogió el paracaídas como si lo llevara haciendo toda la vida, y lo tiró al agujero del campo de trigo que inmediatamente después se cerró.
Después de los abrazos, las preguntas sin respuesta, las lágrimas, las palabras de agradecimiento… la familia siguió viaje. Claudio se acercó a su padre y le dijo:
“Papa, vengo de la otra vida que soñabas mientras conducías, y solo quiero decirte que no es mejor que la que tienes, no te iba a gustar.”
Llegando a casa. #viajesincreibles
Mañana es lunes, vuelta a la rutina. #tuitsdedomingo
Buenas noches a todos y mi FF a @guardiacivil de Palencia.